Hoy estoy de mejor humor! Tengo bici nueva (bah, nueva para mi, porque la chiva debe ser de antes de la guerra...) y código fiscal!!!
Me levanté temprano y marché rumbo al Comisariato a declarar mi domicilio. Llegar no fue fácil, aunque ya estoy más canchera con el bondi. Hay que meter la moneda y después apretar el boton rojo para que te imprima el ticket. En la máquina amarilla, porque la azul es para las tarjetas prepagas. Claro que las máquinas no tienen una sola instrucción. Las de los bondis porteños son un lujo de aprender a usar... Y nadie da instrucciones tampoco,pero bufan si uno tarda! Tras preguntarle un par de veces al autista (chofer) a regañadientes me dijo donde bajar. Y ahi comencé a yirar hasta que encontré el famoso Comisariato, que es la central de policía local. Obviamente, los polichotos no sabian nada y me mandaron a la Comuna (por no mandarme a Plumas Verdes!). Esto despues de una larga cola en compañía de una banda de personas de todos los colores que buscaban sus permisos de residencia. A todos les decian "no, en un par de meses vuelva". Y los pobres tipos, que sin ese papel no pueden laburar, eran rapidamente despachados por una polichota detrás de un grueso vidrio que no se molestaba en hablar lentamente, ni mucho menos!!!
Me fui de ahi sin nada, rumbo al Ministerio de Economía (me habían dicho antes que ese era el segundo paso, con la declaración de domicilio completada y firmada por el dueño de casa cuando viniera el yuta a verificar la dirección), a ver si me daban más info. Por suerte era bastante cerca y se podía ir caminando. Aca tienen una expresión que significa algo así como "acá a la vuelta" que puede significar cualquier distancia entre 50 metros y 2 kilómetros. Mi acá a la vuelta de hoy eran como 10 cuadras, descontando las que caminé de más gracias a las instrucciones de los locales. Finalmente llegué, muerta de calor bajo el sol de las 10 am que picaba fuerte!
Ah, no se si lo he dicho antes, pero acá no hay veredas. Peatones y vehículos de todo tipo circulan a distintas velocidades por la misma senda en todas direcciones. Por suerte vengo del tránsito porteño, porque si viniera de cualquier otro lugar más civilizado hubiera muerto de un infarto hace rato!!!
Me atendio otra dama gasallesca, que al notar mi acento empezó a preguntarme de donde era, y si era ciudadana, y por qué era italiana si había nacido en Argentina, y qué se yo cuantas cosas más hasta que finalmente me dio el maldito papel para completar. Había además otro tipo esperando y pidiendo instrucciones en este mostrador de "primera información" donde te dan el papeleo a llenar y un número con el cual llaman. La sala de espera, vacia.
Cuando estaba terminando de completar el formulario aparece un tipo (jefe de algo) y aprieta el botón de la máquina escupeturnos, me lo da, y empieza a gritarle a la mina de informes por qué yo no tenía número si ya había llenado el formulario. La mina le decía que tenía instrucciones de dar los números cuando los formularios estuvieran completos, y el tipo le decía que primero les diera el número y después el formulario (supongo que tiene sentido si la oficina está llena de gente, pero en este caso no hacía ninguna diferencia, ya que estaban llamando mi número de todas maneras).
Mientras estos se peleaban (a los gritos!) yo entré silbando bajito al puesto donde llamaban mi turno: C21 puesto 9. Y en cuanto me siento frente a la grossa dama que da los códigos fiscales (CUIT) aparecen los otros dos y entre los tres continuan discutiendo. Salvo el papelón, todo salió bien, porque para sacarme del medio me dieron el famoso código sin pedirme nada de lo que se supone que deberían haberme pedido, incluyendo la papeleta del domicilio. Me imprimieron el original y me dijeron que en 1 mes me mandan la tarjeta plástica a mi casa, pero que con este ya podía trabajar.
Cuando salgo, la signorina de informes me agarra y me pide que la acompañe mientras me decía: te hice esperar? no es cierto que te atendí bien? no es cierto que esto y lo otro? Y me llevó a la oficina del jefe y me decía decile que te atendí en tiempo y forma... decile! Le dije, y me fui.
De ahi, ya mucho más contenta con mi nueva victoria, marché a una bicicletería en el centro que me había recomendado Maru, armada de 20 euros y pocas pretensiones en el bolsillo. Entré, pregunté por una chiva económica y el tipo me dice que tiene algo justo para mí, una bici de dama, usada, a 20€. La infló, le puso un poco de aceites y otros lavados de cara y volví contenta, pedaleando, al ritmo de la música de cada una de las partes, que sonaba como una orquesta de grillos afónicos y descompuestos. Pero llegué de vuelta a casa, sin inconvenientes.
Considerando que cada pasaje de bus sale 1€, si la bici me dura 2 semanas la amortizo!!!!
Esta es mi nueva chiva: La Mulatona
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