Últimos días en Uppsala. Todo lo bueno tiene un final... Pero antes, una rápida reseña de mis últimos paseos.
Viernes. Eva tenía que repasar su música del concierto de la noche, así que dejé espacio y me fui a yirar por la ciudad, en bondi. Paseé por los jardines del Castillo de Uppsala (slottet, en plano abajo) y me colgué a dibujar, con mis nuevos colores.
Entre las cosas curiosas del slott, los cañones que apuntan directamente a la catedral:
[El conflicto de las funciones, as usual]
Más tarde, me encontré con Magnus (un auténtico y jovencísimo bombón sueco). Tomamos un café y un sandwich en un bar precioso y típico de Uppsala cuyo nombre no recuerdo, y paseamos un poco por ahí. [Desde Uppsala me llega el eco del nombre del bar, Ofvandahls, un cl'asico abierto en 1878, gracias Eva].
[Magnus' beauty]
Al caer el sol, encontré mi camino hasta la iglesia donde se celebraba el concierto de final de Navidad (algo así como Reyes). Lindo, muy lindo!
[Vindhems Kyrka]
Después del concierto, marchamos a casa de Håkan y Tore a la fiesta del coro. Todas las coristas estaban presentes, los coristos también. Y niños e invitados o colados (mi caso, en este caso). Dada la tradicional costumbre sueca de cantar y brindar entre bocado y bocado a lo largo de la cena (grandiosa, entre paréntesis), en este caso, con los miembros del coro, las drinking-songs tenían un sabor especial. Y a medida que cantaban y brindaban al grito de "skål!", aumentaba el nivel de alcohol en sangre y el espíritu de improvisación, haciendo el canto menos técnico y más divertido.
[Skål! (algo así como "a tu salud")]
Como recordarán, en las casas suecas no se usan zapatos. Se dejan junto a la puerta. En esta cena había como 40 personas, y dado el susodicho alcohol en sangre, el hecho de que encuentren sus zapatos al final de la fiesta seguramente es una muestra de que a los dioses escandinavos les gustaron las canciones!!!
Los dueños de casa, adorables! Les dejé uno de mis dibujos de la Catedral de Uppsala de regalo :)
[Los Hush Puppies 7M son míos, podriais encontrarlos?]
Al terminar la fiesta, cada uno debe reconocer sus zapatos. Y no se aceptan Cenicientas! Tampoco vale olerle los suyos al prójimo en busca de los propios, como en la fábula de los perros!!!
Obviamente, casi nadie estaba en condiciones de manejar a la vuelta... Así que tuve mi primer y último paseo en taxi sueco. Éramos una pequeña banda volviendo para el mismo lado (sur) y, como tardé en encontrar mis zapatos, me tocó viajar en el baúl!!!
Un baúl sueco de taxi incluye asiento mirando hacia atrás, y cinturón de seguridad... No pensarán que viajaba con la caja de herramientas y la rueda de auxilio, eh!
Y después, a dormir la mona.
Sábado y domingo seguimos de yiro.
El sábado fuimos a buscar el auto, en bondi, donde nos encontramos con Magnus (los omnibuses suecos tienen horarios muy precisos y permiten hacer citas sobre ellos!). Fuimos a visitar Gamla Uppsala, los montículos funerarios de la edad de hierro, y el museo (que estaba cerrado cuando fuimos la primera vez). Además, enganchamos una "visita guiada" (en sueco!) a los túmulos, lo que nos permitió pisotearlos debidamente y sacar muchas fotos cual turistas japoneses (entre paréntesis, no vi ningún turista japonés en todo el viaje!!!).
Bosquecillo donde sacrificaban caballos, perros y humanos, colgándolos de los árboles en la época en que los dioses de la trinidad escandinava moraban en el lugar. Ahora se deben haber mudado a otros pagos, ofendidos por la destrucción de sus árboles sagrados y el reemplazo por simples y mortales abedules. De ahi lo de la bella y graciosa moza que marchó a lavar la ropa y encontró un jinete tan audaz que tras tomarla por detrás la colgó de un abedul... Aguanten les luthiers! (version libre; la original en otro lado).
Museo de Gamla Uppsala, con un diseño espantoso (precioso desde el punto de vista arquitectónico, horrible para recorrer, imposible para comprender...!). Las cosas más aburridas, los textos más largos, están en el primer piso.
Para cuando uno llega al segundo está agotado y con hambre. Las piezas originales son poquísimas, la mayoría son copias, los textos (la mayoría en sueco sin traducción al inglés) no necesariamente acompañan a las piezas, así que hay que dar vueltas y vueltas a las vitrinas, para ver la pieza y leer los títulos (ni hablar de descripciones o dataciones o explicaciones sobre uso y simbolismo de las mismas, ufa!). Mucha reconstrucción y poca información, salvo la que sobra definitivamente. Sin embargo, pese a todo, me gustó estar allí y ver el museo y trepar a los túmulos, reconstruídos luego de una serie de desastrosas campañas arqueológicas que nivelaron prácticamente el terreno destruyendo todo a su paso hasta encontrar... unos pocos huesos cremados, que mas!?
Y después los reconstruyeron y los hicieron un poco más altos, para impresionar. Sin embargo, toda la bastardeada de la ciencia no alcanzó para quitarle a Gamla Uppsala el aire de centro del poder y la magia de los reyes de antaño.
Después de tan agotadora excursión marchamos a por un café y un cacho de torta al célebre Odinsborg, bar y restaurant dieciochesco y pintoresco ubicado detrás de los túmulos.
Para la cena fuimos a casa de Anette y Henry -amigos de Eva- a cenar, en Hjälsta (al sudoeste de Uppsala). Linda gente, linda casa, linda zona, linda cena! Y un silencio... mammamia! No se escuchaba nada! Ni autos, ni grillos, ni pájaros... bah, el dueño de casa oyó pasar el último bondi, pero mis oídos urbanos no pudieron distinguir el rumor lejano del motor. Y hablando de cena, estab tan buena que ni me acordé de sacar fotos...
El domingo, fuimos a visitar Avesta, el pueblo natal de Eva, donde vive Kicki, a lo largo del río Dalecarlia. Almorzamos con ella, paseamos por el pueblo, vi bisontes europeos refugiados y el famoso caballo rojo que aparece en todos los puestos de turistas de Suecia!
[Dalahäst]
Avesta me pareció una ciudad muy bonita y pintoresca, y saqué toneladas de fotos que ya acomodaré en alguna parte. El escudo de la ciudad, no hace referencia a sus habitantes sino a las factorías de cobre y hierro ubicadas en la ciudad. Y yo que pensaba que era parte de su orgullosa herencia heterosexual que la diferenciaría del resto de los mitos de la libre sexualidad sueca (mitos, mitos, mitos...)!
Si no logran hacerse una idea de donde queda Avesta (y para convencerse de que no es el libro sagrado de los Parsis) acá va una señal orientativa:
Y el caballo Dala no es todo, también tienen un bisonte de acero!!!
Kissing Point, supongo, debería llamarse este recodo del río donde llevan a los turistas a sacar fotos ;)
[Vista de Avesta, desde el norte, supongo]
[Arrollo donde los patos mangan comida]
Después de un largo paseo volvimos a casa de Kicki a cenar, y a rociar nuestros estómagos con vino argentino en curioso packaging:
[Vino en tetra de 3 litros, elaborado según criterios ecológicos que a los suecos les encantan. El contenido, mejor si es de Mendoza!]
Después de la cena emprendimos el largo regreso a Uppsala. Agotadas!
El lunes, último día, decidí hacer un paseo ligero para recuperarme un poco de las excursiones anteriores. Visitamos la "playa" de Uppsala, donde las aguas no sólo no estaban congeladas sino que había windsurfistas!!! Bueh, viento no faltaba...
Se parece un poco a la Laguna de Monte, o estaré empezando a chochear con la abstinencia de terruño???
El martes, a hacer las valijas, almorzar el último salmón relleno con mandarinas y gengibre, y emprender la larga marcha hacia el sur, a tomar el avión de vuelta a Italia.
Despedidas de rigor, sin moquear pero con la sensación de haber dejado un morceau du coeur dans le frigó, abandoné la tierra del orden, el tránsito ordenado, los trenes a horario, el arenque, el schnapps, los abedules a rayas blanquinegras, los pinos de todo tamaño y color, los patos confundidos por el calentamiento global, las casas libres de humo y los pisos impecables de tanto andar en medias, las canciones de beber, y la hospitalidad y calidez de esas gentes que imaginamos frizadas por la latitud (Uppsala está más al norte que Tierra del Fuego al sur! Y eso que está al sur de la mitad de Suecia...), pero que con el efecto invernadero y el alcohol resultan mucho mas caldos de lo imaginado.
[Despedida en el aeropuerto de Skavsta, fotógrafa tembleque]
El vuelo de regreso, ok. Pero el retorno fue un viaje... de 19 horas!!! Salí el martes a las 13:30 de Uppsala, llegué el miércoles a las 8am a Fano, jetlagged like a drunken hamster, again!
La mayor parte del tiempo de viaje fueron esperas en estaciones italianas, 2 horas en Milano Centrale, más de 2 en Ancona, una y media en Fano para tomar el primer bondi de la mañana a las 7:20 (si tenes que laburar antes de esa hora, y no tenés auto, en Italia no existís!).
[Ancona, atenti a la hora!!!]
Por suerte, la última hora pude esperar en el tren, aburrida pero sin congelarme... jugando con la cámara de fotos, como se puede observar:
[Solarising effect, última opción de todos los botones que toqueteé durante la espera. Por suerte tenía pilas, otherwise, harakiri con el boleto!!!]
Pero lo peor fue la espera en Fano, que frio carajo...
Cerca de las 8 llegué a casa y encontré a Martin y Serena desayunando, asi que vino la primer ronda de relatos de viaje, unos mates y a dormir la mona hasta el mediodía. Más tarde, me reintegré al laburo y a la noche marché rumbo al bar, donde encontré a toda la banda d'amici fanesi, y otra vez la misma historia (con variantes, porque ni siquiera los encontré a todos juntos) como 8 veces!!!
Hoy, con esfuerzo, me levanté a la mañana para desayunar y arrancar el laburo temprano, almorcé con Dario y tuve ganas de siesta toda la tarde... Cené con Santiago y Maru y escribí toda esta sanata durante las últimas 4 horas, así que sabrán disculparme, pero aquí los dejo y me voy a dormir, siendo las 3 y media de la mañana...
Besos galore,
Pao
1 comentario:
suecavia parece ser un lugar muy muy lindo, me dieron muchas ganas de ir eh...
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