2007-03-15

The Long March

Hola, tanto tiempo...

Aca pasaron muchas cosas a lo largo de este largo marzo. Se murió mi viejo, después de larga agonía, Sofi empezó primer grado, termina el verano y la Ciudad de Buenos Aires nos tiene aquí atrapados por un tiempo.

La muerte de mi viejo tuvo esa cuota de humor negro que lo caracterizaba. Murió en el Día Internacional de la Mujer y fue velado por decenas de minas durante todo un día, más las que rondamos durante todos estos días. Viudas e hija de Roque Enroll... Y así, despedido por una banda de damas moqueantes y algún par de viudos disimulados entre las enfermeras, emprendió la Larga Marcha, de la que ya no retornará.

El comienzo de las clases de la Sofi fue bueno, e incluyó una simpática reflexión de su parte sobre aspectos y facetas del ser humano. Me comentó que había pensado que su joven maestra tendría buena onda, y el señor director sería un gruñón. Parece haberle divertido descubrir que en realidad es al revés y que las apariencias, a veces, engañan.

Con rata por duelo la semana pasada, y una escena shakespeariana esta mañana, el largo marzo se inicia con tres faltas y media. A este paso no llegamos a diciembre!

Mientras, yo sigo dibujando y pintando todas las mañanas, y avanzando en la preparación del material para próxima exposición. Esta semana encontré un material BBB para montar mis trabajos, que tengo que explorar: la media-sombra!

Sigo sacando fotos. Acá les dejo una imagen de San Juan y 9 de Julio con bajada nueva de la Autopista y otros negociados.



Hoy llovió, mucho. Como llueve en marzo en Buenos Aires, mucho, todo junto en poco tiempo, inundando la ciudad y empapando transeúntes armados de afilados paraguas con los que encaran valientemente a raudos taxis y bondis que practican con ponzoña su juego favorito: bañar al peatón!

Pasada la lluvia la ciudad se veía más limpia (en algunos barrios), pero la basura amontonada en bolsas tapando las alcantarillas siguen haciendo desastres. Y ni hablar de la caca de can, como una pátina patinosa sobre las veredas angostas de esta ciudad que nunca duerme, y actúa en consecuencia...

Besos,

Pao

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